Te contamos cuáles son y cómo diferenciarlas de las malas

Las grasas buenas, se las conoce como monoinsaturadas o poliinsaturadas, aportan los famosos omega 3 y 6. Son denominadas esenciales porque el propio cuerpo no puede sintetizarlas. Esto hace que sea necesario ingerirlos a través de una alimentación adecuada.

• Su consumo reduce los niveles en sangre de triglicéridos y de colesterol,  no solo la cantidad de colesterol malo o LDL, sino que también eleva discretamente el HDL o colesterol bueno.
• También disminuye el daño isquémico consecutivo al ataque cardiaco y accidente cerebro vascular por reducir la viscosidad de la sangre y la presión arterial.
• Son antiinflamatorias , son recomendadas en personas que practican algún deporte.

Las podemos encontrar en:  

• Aceites como el de oliva, girasol, maíz, canola, entre otros y se recomienda su consumo en crudos para condimentar.
• Los pescados grasos: caballa, salmón, arenque, atún, sardina.
• En semillas, frutos secos y en la palta.

Debemos diferenciarlas de las grasas malas o saturadas que son las que aumentan el colesterol total y el malo o LDL, presentes en:

• Lácteos enteros, la grasa de la carne vacuna, del cerdo y del pollo, galletitas dulces, muchos alimentos procesados como medallones, entre otros.

Es por ello, que siempre que se controle la porción, es fundamental el consumo de estas grasas para alcanzar los beneficios detallados. 

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Lic. Nadia Hrycyk. MN 5430